GÉMINIS 440m ED, ORDESA
- Por Carlos
- •
- 16 jun, 2019
- •
Salgo yo a por el L3, que empieza con un arreoncillo para salir de la reunión, para después, algo más arriba colocarnos en la base del diedro OW, se protege al gusto pero tendremos que esforzarnos bastante para encadenarlo… un largo muy bueno!!
El L5 empieza con un bonito “mántel ordesiano” y continua por una sucesión de diedros muy guapos hasta montar reunión en el nicho debajo del techo.
Ahora le toca salir a Marinita del techo hacia la derecha, la verdad que de primeras impresiona bastante, pero se sale bien, eso sí el paso es obligado, continúa entre bloques hasta la base de un marcado diedro donde monta reunión.
Corto largo, pero apretón, un bonito diedro que nos deja en el prao, el cual atravesamos hasta montar reunión al lado de la flecha grabada en la pared.
El techo del L10, en algunas reseñas lo dan de 6c, en otras de 7a+, en otras A2 y en otras incluso V+… yo sólo puedo decir que para hacerlo en libre hay que ir bien fuerte, nosotros pasamos agarrando los friends, igualmente el largo es guapo.
Nos cuesta decidirnos ya que la mayoría de vias tienen buena pinta, al final nos decantamos por Monapancha , una de las clásicas de la pared con 230m de recorrido sobre diedros y fisuras, con muy buena calidad de roca caliza.

Han pasado 21 años e intento ponerme en los pies de una niña. No me cuesta mucho, entre que recuerdo algunas cosas y que, sinceramente, sigo siendo como una niña... Además, releo las notas de mi pequeño diario llamado “Alpes 1997”, me encanta llevar siempre un cuadernito y apuntar sensaciones y curiosidades.
Yo tenía 11 años, mi amiga Yai 12, y estábamos en el Refugio
Vallot, la cabaña de emergencia que hay a unos 400m de la cumbre del Mont Blanc.
Estábamos tumbadas en uno de los colchones, tapadas con una manta rígida y
áspera, no sé si por la suciedad o por el frío. Habíamos comido chocolate,
caducado varios años antes y habíamos dormido un rato con la intención de que
se nos pasara la pájara que teníamos y bajáramos antes de que lo que eran unas
inocentes nubes se convirtieran en una tormenta. Nuestros padres vigilaban la
evolución de nuestro mal de altura.


22 de diciembre de 2015, recibo un mensaje, es Ramón, y
según lo leo los ojos se me abren como platos y una sonrisilla se va dibujando
en mi cara. En el mensaje dos fotos, una de una gran pared y la otra de una
fisura perfecta y una frase que dice “¿te vendrías aquí de expedición?” En el
margen de una de las fotos pone Perestroikacrack,
Kirguistán
. No la conocía, pero ni siquiera la busque, mi respuesta fue
“por supuesto”, con las fotos me bastaba para saber que quería ir allí y
acerté. Así fue cómo empezó la aventura.